Con palabras.

Para los que estéis leyendo esta entrada por primera vez, os diré que antes su título era "Sin Palabras" y su texto era este.


No soy capaz de decir nada, estoy en shock.

Este es el motivo.


En cuestión de horas, se va a liar parda en este blog.


Bien. Ahora es cuando voy a hablar.

El texto al que se refiere el citado artículo de 20minutos está sacado del semanario católico Alfa y Omega, presidido por Rouco, a quien directamente atribuyen el artículo. Su autor es el Redactor Jefe, y se llama Ricardo Benjumea.

Este es el artículo en sí:


La violación, ¿fuera del Código Penal?

Nada más lejos de mi intención que frivolizar con la violación. Pido disculpas a quien así lo ha entendido. La cuestión es: reducido el sexo a simple entretenimiento, ¿qué sentido tiene mantener la violación en el Código Penal? ¿No debería equipararse a otras formas de agresión, como si, por ejemplo, obligáramos a alguien a divertirse durante algunos minutos? ¿Por qué tanta disparidad en las condenas?
No es demagogia. Hay movimientos recientes en esa dirección. En marzo, en una decisión sin precedentes, el Consejo de Ministros concedió el indulto parcial a un violador, cuya condena a 12 años, ratificada por el Tribunal Supremo, se redujo a cinco años. El condenado es un joven homosexual, bien relacionado con círculos progubernamentales de la industria del espectáculo, que asaltó a otro joven en los lavabos de una discoteca. Sus tres cómplices fueron favorecidos por la Secretaría de Prisiones, de la Generalidad de Cataluña, en otra decisión sin precedentes: obtuvieron el tercer grado, y pudieron abandonar la cárcel tras sólo 8 meses de condena.
Cuando se banaliza el sexo, se disocia de la procreación y se desvincula del matrimonio, deja de tener sentido la consideración de la violación como delito penal. Ése es el ambiente cultural en el que vivimos, y, sin embargo, la inmensa mayoría de españoles consideraría una aberración que se sacara la violación del Código Penal, aunque, a sólo cien metros, uno tuviera una farmacia donde comprar, sin receta, la pastillita que convierte las relaciones sexuales en simples actos para el gozo y el disfrute. Esa hipotética indignación es un motivo de esperanza, porque demuestra que la deshumanización de la sexualidad, que promueve el Gobierno, todavía no ha llegado a un punto de no retorno.

Link para quien quiera saber más de este semanario, aquí.


Voy a dejar claras dos cosas: La violación, como agresión de tipo sexual reconoce un acto que la agrava especialmente, y es el de la penetración. Dado que en la violación que Benjumea cita lo que se hizo a la víctima fue una mamada, el código entiende que al no haber penetración, el daño psicológico sufrido por la victima y la vejación, es menor.

Segundo: En nuestra constitución está recogida la aconfesionalidad del estado, con todo aquello que esto implica. Por lo tanto, el sexo se convierte LEGALMENTE en un acto de uso de su propio cuerpo (hay quien diría incluso disfrute, pero el término disfrute, jurídicamente hablando, tiene un significado muy distinto). Es un acto que implica un consentimiento entre las personas que lo practiquen, sea una sola, o cincuenta (y si a alguien le parece pecado, que se joda. Si tiene razón en sus creencias, ya verá a esas cincuenta arder en el infierno).
Para follar, el derecho español exige un consentimiento, y una madurez mínima para poder otorgarlo, que, sea una aberración o nó, se obtiene al cumplir trece años. Es la ley, y si no os gusta, reunid firmas para un proyecto de ley, ya que ese es otro de los derechos que la Constitución os reconoce.

El sexo, ante los ojos de una sociedad moderna, es un acto natural entre dos seres humanos, que aunque antropológicamente esté orientado a la procreación, y que probablemente la naturaleza en su sabiduría lo haya hecho placentero para favorecer la procreación en sí, no está ligado a ella necesariamente. Eso es lo bueno de ser seres humanos: Nos diferenciamos de los animales, aunque no tanto. Muchos animales follan por mero placer, y algunos incluso solo follan con hembras durante el periodo de celo, siendo durante el resto del tiempo homosexuales.

El sexo es placentero, y es libre. No necesitamos querer tener hijos para querer follar, al igual que no necesitamos querer tener hijos para beber, bailar o jugar a la playstation. Son actividades que nos divierten, nos gustan y que practicamos haciendo uso de la libertad que el estado nos concede.

En lo referido al matrimonio, más de lo mismo: Follar no es un privilegio del piadoso, sino una libertad del ciudadano. Dado que acojerse a una religión y sus practicas es un derecho DISPOSITIVO reconocido por la ley, por lo tanto, ningún ciudadano español está obligado a cumplir ningún mandato cristiano, islámico o budista, y ahí condeno yo la hipocresía del catolicismo en general y de este redactor jefe, Ricardo Benjumea, en concreto.
El catolicismo es como un animal con dos bocas, por un lado muy rápido a la hora de atacar el velo islámico, la ablación o la poligamia, admitidas por muchos otros cultos, pero por otro no duda en intentar imponer los suyos (por algo fardan de ser "únicos y verdaderos").


Ahora es cuando la cuestión se pone seria: La violación está tipificada en el código penal, no por que sea sexo fuera del matrimonio, o con el mero fin de buscar placer (el del que la perpetra). Como mucho, así sería durante la época franquista, aunque seguro que muchos falangistas o guardias civiles violaron a mujeres de "rojos" fugados y nadie les dijo nada.
Empezaré diciendo que de nuevo, aquí, ni el matrimonio ni la intención o no de tener hijos descriminalizan la violación. No solo se considera violación forzar a tu cónyuge, aunque sea para tener un hijo, sino que, a mis ojos, es aún más sucio y miserable.
El verdadero fin que protege el reconocimiento de la violación como delito tipificado en el código penal es la protección frente al daño que pueda producir. Hablamos de daño moral, de daño físico o de joderte la vida con un hijo que igual no eres capaz de mantener, entre otros.
Es una agresión mucho más sucia que un mero golpe o amenaza, ya que la identidad e integridad sexual merecen una protección especial. Conozco gente que ha sufrido abusos, aunque no consumados del todo, y lo peor era la indefensión. En una de las personas que conozco, el trauma y la paranoia (no podía quedarse sola si salía de fiesta) habían durado años.
Por cierto, esto es especialmente jodido si se viola a un menor. Lo digo por los casos de abusos que salen cada dos por tres, los más famosos cometidos por curas católicos a niños, como ese que saltó a la luz en Irlanda este mismo mes, o uno que fue denunciado por haber durado años entre los muros de un internado católico italiano. ¿Pecata minuta? Dios dirá, hijos de puta. Pero exista o no, lo dirá la justicia.

Personalmente, creo que la violación es un acto que degrada al que la comete, al estatus de un animal. Es como un perro, que incapaz de controlarse, muerde a alguien. Es un subnormal que por cualquier motivo de subnormal (creerse superior, no poder contenerse o lo que mierda sea) obliga a alguien a sufrir algo que no debe, y daña seriamente la libertad de la víctima. Y si la víctima es un niño, ese ser merece ser encerrado con los demás reclusos, asegurándose de que todos saben por que está en la cárcel, para que puedan... Opinar.


Supongo que Ricardo Benjumea simplemente pretendió ser controvertido y un poco políticamente incorrecto para exponer su argumento en lo referido a la liberalización del sexo en nuestros días. Como persona que disfruta (enormemente) de su libertad sexual, desde aquí te digo, Ricardo, que te vayas a tomar por culo, a ver si te gusta (fisiológicamente, tu "punto G" está ahí, llamado más correctamente "punto P", de Próstata. Si tu dios te puso el punto de más placer en el culo, ¿por qué condenar la sodomía?). Por otra parte, como tiparraco controvertido y políticamente incorrecto, Ricardo, has patinado. Y probablemente haya muchas personas, víctimas de violaciones, que con toda la razón del mundo quieran despellejar tus cojones ahora mismo.

Y no niego que me encantaría verlo.


Realmente espero el día en el que las religiones del mundo y todos sus integrantes mantengan esta conversación con los que disentimos:

Religiosos: Si hacéis eso iréis al infierno.
Ateos/Agnósticos/gente que pasa olímpicamente: No creo que vuestro dios exista, ni que vaya a ser castigado por cosas que tengo derecho a hacer aunque vuestra religión lo prohiba.
R: Bueno, yo he avisado. Si al final tengo razón, lo sentiré por tí. Buenos días, pecador impenitente.
A/A/G: Buenos días a tí también, hombre de fe.

¿Véis que fácil? El problema es que los cabrones de los jefazos del rollo "Dios & Salvación" saben por donde cogeros: ¡Si no condenas al infiel, al infierno tú también! Me imagino los mandamientos:

¡El quinto! ¡No matarás!*

* Excepciones: Brujas, paganos, sarracenos, arrianos, cátaros, pecadores, negros, índios, judíos, poseídos, herejes, apóstatas, blasfemos y pecadores en general (sobre todo si son pobres).

Cualquier persona católica me discutirá esto, cualquier libro de Historia no manipulado me dará la razón.


Semper fi.


Ukio.