Breves


lunes, 1 de junio de 2009

¡Todo a estribor!

Toca de nuevo un comentario literario, y esta vez será el segundo libro de la serie de Locke Lamora, del autor Scott Lynch, de la que tanto he dado la brasa: Red seas under red skies.



En esta nueva entrega, nuestros protagonistas (¿queréis saber quienes? ¡Leed el primero! Si os lo dijese habría un Spoiler, así que diremos que Locke & Friends) planean el asalto a la caja fuerte del siniestro señor de una casa de juego de nueve plantas que corona el barrio conocido como The Golden Steps de la ciudad estado de Tal Verrar.
Esta urbe es una enemiga tradicional de Camorr con la que se vio enzarzada en una guerra unos veinte años atrás, de la que se conserva un abierto resentimiento. (Os recuerdo que Locke & Friends son de Camorr, precisamente, ciudad donde se desarrolla la primera historia).
Desgraciadamente no pueden evitar la interacción de manos poderosas, ayudadas por antíguos enemigos, que los meterán en un fregao de grandes proporciones que implica barcos, piratería, compañías de estos "marinos libres" y algún que otro abordaje memorable, en compañía de legendarios capitanes.

La historia no es ni de lejos tan buena e imaginativa como lo era la primera entrega, The lies of Locke Lamora. Adolece de un uso demasiado generoso de clichés, personajes tipo y mujeres autoritarias (gracioso, viniendo de un tipejo que dedica la mayor parte de la dedicatoria a su novia). Algunos giros incluso resultan fáciles de ver. Sin embargo, no deja de ser una historia de aventuras, escrita con buen ritmo y de fácil y amena lectura (y eso que me lo leí en inglés).

Una continuación interesante para la serie, que además deja muchos asuntos abiertos de cara al próximo libro de la serie: The republic of thieves, que se espera que vea la luz este mismo mes (según la wiki).


Ahora mismo estoy leyendo El hombre más buscado, mi primer contacto con John Le Carré. Sinceramente, está interesante, pero me apetece mucho más ir a por sus obras anteriores. Especialmente aquellas de espías de la guerra fría.

Y aquí acaba el aporte cultural del día.


Semper fi:


Ukio.

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