Breves


miércoles, 21 de octubre de 2009

El año más lento del deporte más rápido.

Todos sabéis que soy un aficionado al motor, y aunque me gusten más los Rallies, sigo la F1, ya que es lo único que hay (quitando un programa sobre Rallies a nivel autonómico en las madrugadas de domingo de la telegaita). Como ya supondréis, he venido a hablar del "flamante" vencedor de este año, el británico Jenson Button.



La verdad es que no estoy contento con su victoria, ya que mi favorito era Rubens Barrichelo, el eterno segundón. Escudero del gran Schumacker durante años en el Cavallino Rampante, Rubens cayó en un equipo lento donde apenas llamaba la atención hasta que Honda decidió que con la crisis no era rentable mantener un equipo de F1, y lo vendió al ingeniero Ross Brawn, genio y a la vez tramposo, al que habían dado un cheque en blanco el año anterior para la preparación del coche del 2009. Las malas lenguas dicen que el simbólico precio fue de tan solo una libra esterlina.
Hoy Brawn GP vale millones, tras ganar el campeonato de constructores, el de pilotos y ocupar los dos primeros puestos en la clasificación. ¿Y como? Muy simple: Ross Brawn es un tramposo.
Muchos de sus diseños para Ferrari aprovechaban todas las lagunas legales o ilegalidades directas para vencer: El alerón flexible, el fondo liso (estaba prohibido tener una parte específica lisa bajo el coche, y Brawn la diseñó en un material que se desgastaba al pasar bajo las piezas rojas y blancas de las curvas (es posible que esta entrada tenga anónimos y extraños, así que si alguien sabe como se llama, que lo diga), quedando lisa.
Hablando de trampas, hay un registro de radio en el que Barrichelo se queja de que tras la primera de sus dos paradas (una estrategia realmente mala para alguien que tiene la pole), su coche perdía presión, cosa que se vio en la pista, ya que sus tiempos empezaron a bajar a toda hostia, mientras Button adelantaba a gente de tres en tres.


Sin embargo, el título de esta entrada tiene un motivo muy claro: El mundial realmente ha tenido poca o ninguna emoción. La FIA decidió legalizar el difusor trasero, una pieza que daba ventaja desmesurada a los equipos que lo habían instalado (Red Bull, Toyota y, por supuesto, Brawn GP). La efectividad del trasto es tal que adhiere el coche al suelo con una fuerza que duplica a la de la gravedad (Si: Si nos ponemos en plan "física teórica", el coche podría circular por un techo, bocabajo). Esta adherencia extra les permite apretar las curvas como nadie, y además, fueron los únicos equipos que lo diseñaron con tiempo y lo usaron exclusivamente durante las tres primeras carreras (o más, no me acuerdo). Cuando su uso fue declarado definitivamente legal, el resto de equipos corrieron a instalar la pieza a trompicones, sin contar con el mismo tiempo de prueba que habían tenido estos equipos, de modo que su ventaja continuó hasta más o menos finales de primavera, principios de verano. En resumen: Los resultados fueron Brawn gana, Red Bull segundo.

Siempre estoy a favor de que los equipos pequeños medren y desafíen el dominio de los colosos, pero este año fue definitivamente le peor, ya que si en el año pasado era el desafío entre Massa y Hamilton, este año al final fue ver un coche blanco delante una y otra vez. Si bien al final Button empezó a tener malos resultados, su ventaja ya era excesiva, y aunque no ganase, poco a poco iba logrando más puntos y manteniendo su distancia a medida que se acababan las carreras. Luego hubo una victoria en la que adelantaba a los demás como si fuesen a pié, por obra y gracia de Brawn, supongo.



Miradlo: Este es el rostro de un genio maligno.

Felicidades, campeón, y felicidades a tí también, poder detrás del trono.

Semper fi.


Ukio

1 comentario:

dijo...

La verdad es que este año ha sido aburrido. Y es que una F1 sin escuderías riñendo por el trofeo hasta el final, pierde bastante gracia.

En cuanto a las piezas rojas y blancas, yo he oído llamarlo "piano", pero no estoy seguro.