Breves


miércoles, 9 de marzo de 2011

Rojo y diabólico

No me lo puedo creer: Realmente es increíble. Sé que tras esas dos entradas reivindicativas quizás esperaréis otra cosa, pero esto es, sin duda, digno de mención y alabanza.

Hay dos tipos de coches a los que adoro:

El primero son los 4x4 japoneses, encarnados en dos devoradores de kilómetros rabiosos, potentes y rápidos. Como máximos exponentes, pondré al Impreza del 2002 que dio el título a Solberg y el legendario Nissan Skyline R32, el primero en exhibir el sello GTR.




Cualquiera de estos dos coches puede volar sobre el suelo, en carreteras difíciles, agarrándose al pavimento como si la hueste infernal lo persiguiese. Estos coches dan la potencia, el agarre y el equilibrio para convertir una carretera secundaria en un desafío, y finalmente en una victoria contra el asfalto.


Sin embargo, hay otros coches que me seducen. Estos primeros son como machos alfa de la clase obrera: Un subaru y un nissan. Sin embargo, aún hay clases, y estos no se los venden a cualquiera: Ferrari.
Vehículos nacidos de la competición y venidos de la mejor ingeniería y metalurgia. Coches hechos por rabia, despecho o deseo de venganza contra los competidores, llenos de historias y mala hostia, y bautizados por un déspota engreído: Enzo Ferrari.
Mis dos favoritos, un poco entrados en años, son estos el 288 GTO (hasta este año, ferrari había reservado las siglas GTO para vehículos de competición, siendo el primer GTO una leyenda de fabricación artesanal), una belleza diseñada para correr, cuya leyenda dice que su proporción eje-centro-eje es la misma que la de una mujer de medidas 90-60-90.
El otro es el F40. Cuando llegó el 40 aniversario de la marca, Porsche ostentaba el orgullo de fabricar el vehículo más rápido del mundo, el 969.
Ferrari fabrió el F40 para ser el más rápido de todos, y lo hizo a lo grande. Compras un cuerpo de fibra de carbono de 11 piezas, un motor V8 de 3 litros con dos enormes turbos, cada cual con su propio intercooler. No tiene nada: Las puertas están huecas, sin tapa y para abrirlas tiras de un cable. ¡Un puto cable! Te gastas millones para no tener aire acondicionado, ni asientos ajustables, ni putas manillas para las puertas, pero ¿que tienes? El coche que rompió la barrera de las 200 millas por hora. Concretamente 201 millas por hora de velocidad máxima (324 km/h).
Impráctico, pero ¿tú que quieres comprar? ¿Un medio de transporte... o un coche?





¿Y qué ha pasado este 2011?



¿Qué coño es eso?
Pues como diría un médico a un padre angustiado... ¡Felicidades! ¡Ha sido un hatchback coupé 4x4!



Ferrari ha presentado en el salón del automóvil de Ginebra el nuevo modelo: El Ferrari FF. Tiene un motor v12 de 6,2 litros DOHC (Doble árbol de levas, que aunque no sepáis lo que es, quedáis bien al decirlo), una caja de cambios de doble embrague y siete marchas, y la joya de la corona: Un sistema de tracción 4x4 exclusivo, el 4RM, que pesa solo la mitad que un sistema de transmisión 4x4 normal, manteniendo bien el reparto de potencia (53% al eje trasero).

Como os podréis imaginar, no puedo estar más feliz: ¡Todo esto me encanta! Me encantan los ferraris, me encantan los 4x4, me encantan los motores v12 de 6,2 litros, las cajas de cambio de doble embrague y la ginebra.





Y tras este acto de apología de la temeridad, un consejo de un conductor temerario. Me encanta poner al límite el coche, pero existe un límite que debe ser respetado absolutamente SIEMPRE. No acepta excusas: Es la vida. Si vas a jugártela a 200 es tan loable como muchas otras formas de gilipollez como los cubatas, las drogas o los deportes. Sin embargo, existe una posibilidad que debes eliminar, y es la de que tu temeridad pueda afectar a otros. Uno asume al poner quinta en una comarcal que su velocímetro sube igual que el número de papeletas que está comprando para aparecer al día siguiente en el periódico junto al titular "Gilipollas muere desatomizado a 240 en una curva sin visibilidad en el culo de la comarcal X".
Ese riesgo debe minimizarse siempre a base de control, conocimiento de uno mismo, de sus capacidades, si tiene sueño o ha bebido, y experiencia. Muchos hemos aprendido, además, a base de abollar coches (un saludo a mi queridísimo y leal Monstruo, donde quiera que esté), pero no a base de volver a aprender a conducir en un coche adaptado para minusválidos. Nunca desprecies el miedo, ni el instinto de autoconservación.

Y desde luego, que nunca aparezca en el titular que el gilipollas que se ha desatomizado se ha llevado a una familia o a un pasajero por delante. Uno puede aceptar jugársela de forma voluntaria su vida, pero no la de otros.


Finalizado este impulso de racionalidad, queda decir que conduzcáis temerariamente con cuidado y que sé que a lo mejor gané lectores con mis últimas entradas, y que el mundo sigue dando blancos legítimos para mi táser, como que cazasen a Ana Botella yendo a la peluquería con el coche oficial (ole la concejala, preocupándose por el medio ambiente. Solo faltaría que pasase la factura al ayuntamiento), que Gaddafi esté recuperando terreno gracias a mercenarios y otros dictadores aliados (y pensar que gente tan genial como Mick Ronson o Tony Wilson la palmasen de cáncer, y estos hijos de puta no pillan ni una mala gripe), o que nos vengan con el cuento de reducir la velocidad a 110... Pero "actualidad" y "taserazos" son las dos etiquetas más comunes en este blog, y hay que encontrar un tiempo para descansar y "oler las rosas". ¡Y si los Ferrari fuesen más baratos, les iban a dar por culo a las floristas!

Semper fi.


Ukio

2 comentarios:

Astaroth dijo...

No soy muy ducho en cuanto a mecánica de un coche, así que "doble árbol de levas", "motor v12", e incluso "eje trasero" me suenan como palabras lejanas y distantes. Di:

¿A cuánto corre esta belleza? ¡Quiero números!

Ukio sensei dijo...

212 millas por hora. Unos 340 km/h.

Ahora, pon "v12 engine" en google y vete a imágenes. Verás doce cilindros distribuídos en dos filas de 6 con forma de V. Y es precioooosooo...