Breves


martes, 8 de julio de 2008

Fue bonito mientras duró...

Pero bueno... Siempre estará la excusa de que sucedió en época de crísis: Durante un par de días, gracias a un grupo de futbolistas que fueron más allá de los temores de todo el país al que representaban (lo niegue quien quiera), fuimos todos españoles.
Por primera vez, en mucho tiempo, una bandera roja y amarilla nos representó a todos, y no solo a un grupo de exaltados que rugen y destrozan cosas en nombre del regreso del fascismo totalitarista a este país. Ello acabó con las disputas entre añadir el púrpura a la bandera o un aguilucho. Simplemente ganamos, y fuimos uno.

La verdad es que reconozco, que eso me gustó. No solo por la victoria, que la aplaudo y reverencio como merece, y añado mis mejores deseos para el próximo mundial de Suráfrica. Pero centrándonos en el tema, fue bonito saltarse las voces del "Catalonia is not Spain", "Espanhois fora da Galiza" y como quiera que se diga en vasco. Simplemente, una mayoría silenciosa, preocupada del precio de la gasolina, su próximo polvete y no quedarse sin curro ni papel higiénico en el momento más inoportuno, salió a las calles con la bandera de su selección y el "Podemos" en la garganta, gritándolo para cualquiera que quisiese oírlo.

Creo que el nacionalismo es un movimiento minoritario y exaltado. Como ciudadano que habita una de las regiones donde este tiene mayor presencia, creo que este se excede en sus pretensiones y cubre con su ideología política aspectos abstractos olvidándose, especialmente cuando hablamos de políticos y gobernantes nacionalistas, datos concretos y necesidades específicas de la gente a la que representa. Nos puede sonar mejor o peor el autogobierno, pero necesitamos una vivienda, un medio de ganarnos la vida y una cierta estabilidad (que la inflación no se dispare, que haya seguridad ciudadana... esas cositas). En resumen. Creo que en una inmensa mayoría de los casos, el nacionalismo está trasnochado, sus aspiraciones son ilógicas y ni siquiera han sido planteadas con un mínimo de sentido común.


Siento envidia por la gente de otros países, que puede llevar su bandera sin que los insulten, y sentirse identificada por ella porque la extrema derecha no se ha adueñado de su significado. Estoy contento con la constitución actual y orgulloso de su logro y sus resultados, aunque no crea que la monarquia sea la mejor opción, la veo como una claudicación hacia la gente que basa su seguridad y su fe en la fuerza de su país en la presencia de una figura al frente, quizás como vestigio de cierta oscura época pasada... Afortunadamente pasada. Me gusta ser Español, y me gusta tanto como ser Gallego. Mi cultura viene de dos fuentes, he aprendido con dos lenguas y dos literaturas. Eso me hace más culto, más sabio y, en una palabra, mejor.


Durante unos días, a nadie le importó ser Español, sino que les encantó. Además de ser cántabros, zamoranos, onubenses, granadinos, madrileños, ilerdenses o tinerfeños, eran españoles. Y no eran hordas fascistas por ello. Tuve la sensación de que esa gente estaba sintiendo lo que yo siento cada día, y me gustó.


Lo malo, es que ahora eso ha pasado... En su mayor parte al menos.
Lo bueno, es que ahora que no hay "circenses", ya nos pueden dar "panem" o se van a enterar.


Semper fi.

Ukio

1 comentario:

Hades dijo...

Bueno, quizás la entrada me pille un poco a destiempo. Pero si por acaso te da por revisar las antiguas que sepas que estoy de acuerdo al 100% contigo en ese aspecto.

Como dirías: Semper fi