Breves


jueves, 18 de noviembre de 2010

El camino del Buda.

Existe un momento crucial en muchas películas que tienen un desarrollo competitivo. Esto descarta totalmente películas donde la competición implica supervivencia (vamos, que el que pierde muere), o ñoñadas.
Podríamos hablar de películas del palo de Karate Kid: Competición, en resumen. Batalla de bandas, carreras de coches... Etc.

Sin embargo, no llega con eso. El camino del Buda, el breve momento en el que la senda de la iluminación se abre y uno puede investirse de ella y reaparecer en el mundo cubierto por un halo de santidad. Ese momento surge cuando después de todas esas escenas en las que el prota se supera, crece y medra como persona y experto en lo que sea (rock, valetudo, danza húngara... He llegado a ver una peli así acerca de vietnamitas que tocaban una especie de Xilófono tradicional. ¡Y juro que no estaba fumado!). El prota crece y avanza, se hace mejor, se mentaliza, descubre a todo un luchador en sí mismo... Y pierde. El combate final acaba en una derrota, pero no es una derrota definitiva, sino un "el año que viene será distinto".

Y entonces, el foco se centra en el malo. ¡El malo ha vencido! Es el duro mensaje de la realidad: Yo llevo años con esto, tú meses, yo soy mejor. Es lógico e impepinable. Sin embargo, es el malo y ha ganado, y no ha pasado por los sufrimientos del prota. Es lo que hay...
Pero entonces llega el momento: Por primera vez tras la derrota, puede ser minutos después de ella o días, el bueno y el malo coinciden. ¿Qué pasa entonces?



El tiempo se ha parado, y el mundo está bloqueado en este mínimo segundo de iluminación. El cielo se ha abierto y no hay momento de volver atrás. El villano debe tomar una decisión: Se acerca al héroe derrotado y... ¿Que?

El malo puede dar la espalda a Buda y su iluminado camino. Se mofará del protagonista y se regodeará en su victoria. En ese momento, el camino a la ascensión se cerrará y el karma tomará su venganza sobre ese demonio pecador. La tarta le cae encima, se cae a la piscina, lo detienen... El karma es absolutamente inmisericorde.
Sin embargo, si acepta el camino, tenderá la mano a su oponente derrotado, sonreirá y hará un leve reconocimiento de todo ese esfuerzo, y de que la próxima vez probablemente no vaya a ser así. Fraternidad, amistad, blablabla...

Así que ya sabéis: Cada vez que el malo gane en una película, debéis atender, pues la iluminación está a punto de patear la puerta del garito y entrar con un kalashnikov y una ristra de granadas de fragmentación cuya metralla está cubierta de sida y tabasco. Saludad a Buda de mi parte.

Semper fi.


Ukio

2 comentarios:

Lucas Proto dijo...

Cuando leí el mensaje (me llegó en medio de una conferencia con el movil sin silencio y tengo de tono de mensaje los 6 primeros segundos de Fucking Hostile, oportuno tú...) esperaba algo así xD

Molaría que esto pasase IRL también, la verdá. Me cago en Buda...

Ukio sensei dijo...

Pasa, solo es cuestión de encontrar el modo y enfocarlo desde un punto de vista kármico.
Que "kármico" y "cómico" sean palabras similares no es coincidencia