Breves


miércoles, 24 de noviembre de 2010

El 24

Antes que nada, música:




Noviembre es el año de recordar la muerte, pues abre con el día de todos los difuntos y cierra en sus últimos días, con el aniversario de ese día en el que el Rock'n Roll envejeció de golpe.

Todos recordamos como era el Rock en el 73: Sus grandes aspiraciones de grandilocuencia viniéndose abajo. La paz y el amor tumbados, el fin del contenido a favor del continente.
Y sin embargo, el contiente se hizo grandioso. El Rock siguió llenando grandes salas de conciertos, buscando la pureza de ser algo por sí mismo, y no por aquello con lo que se le pretendiese rellenar. Era una época creativa, sin tapujos, sin complejos, y, aunque a muchos no guste esa palabra, glamurosa.

Desde la oscuridad de Alice Cooper, hasta la luz difusa de Led Zeppelin, pasando por la reconversión de muchos clásicos, como Clapton, los Stones, los Who... Pero muchos otros clásicos nacieron. Clásicos inmensos, inconmensurables. Tan enormes como la vida misma, o tan pequeños como un susurro... Un susurro que vibró tenue en pequeños clubes del circuito londinense, y que paró el tiempo en estadios llenos a rebosar.
Un susurro que eternizó la noche en Wembley, y que creó un maldito hieros gamos a cada acorde.
Un grito que vibró, y sigue vibrando a través del tiempo, en el recuerdo de una imagen en la pantalla gigante de un estadio, a coro con su eco, en el interior de todo el público.
Un lamento que sonó en la mente y el alma de cada uno, recordando ese momento. Esa primera audición. Esa primera escucha de aquella canción que, nos diésemos cuenta o no, nos había cambiado para siempre.




El rock tiene muchas caras y muchos nombres. Muchos de ellos anónimos, muchos de ellos colosales.
Mi nombre, hoy, es Farookh Bulsara. Alias, Freddie Mercury. Nacido el 5 de Septiembre de 1946 en el culo del mundo, muerto el 24 de Noviembre en la puta cima.
Y aunque la siguiente imagen pueda parecer poco seria, y romper con el espíritu pretendido por esta entrada, no deja de ser cierta:



Pero es así de simple: Es rock, y el rock son las personas que lo hacen y las personas que lo viven. Y así es como nos hacen vivir:



Semper fi, Freddie. Brindo por ti, y por lo que nos has hecho llegar a ser.


Ukio

3 comentarios:

Lucas Proto dijo...

Me he autofacepalmeado de una manera supina, mira que olvidarme...

Ukio sensei dijo...

Los cristianos peregrinan y hacen promesas para pedir perdón a sus dioses.
Tú bien podrías escribir, articulero...

Y del palm strike por kulak, traidor y enemigo del pueblo no te libra ni Crom!!

Juan Trevijano dijo...

Siempre se nos van los mejores. Brindo también por este pedazo de persona.