Breves


miércoles, 11 de noviembre de 2009

Farewell... Monstruo



Monstruo era un gran coche. Por eso se le llamaba así: Por ser grande y torpe. Pero por muy torpe que fuese, era mi monstruo, y yo lo he querido como a pocos coches se les ha querido nunca.
He de reconocer que lo mío ha sido más bien una suerte de amor duro, ya que la vida de Monstruo junto a mí nunca fue fácil ni cómoda, pero estuvo llena de pasíon, tensión, alegría, y para que negarlo: Sustos.
El primer coche cuyo embrague levanté para arrancarlo... El primer coche en el que giré, cambié de marcha o calé su motor, y desde luego, el primer coche al que le tensé el freno de mano en plena curva para hacer un drift. Hace falta moral para buscar piques en semáforos yendo con un Opel Vectra Berlina Dti de hace 10 años, pero es que era Monstruo. Y Monstruo ha salido más rápido incluso que un Astra GSI o que un BMW X5, aunque luego el cabrón me pasase en recta: Monstruo nunca fue un alarde de velocidad en punta.

Su motor de 2000cc nunca me dejó tirado, y ha visto miles de situaciones espeluznantes. Desde el día en que metí la pata y le eché gasolina en lugar de gasoil, o el día que mi novia lo atascó en el garaje. El primer día que lo cogí por mi cuenta, me pilló la puerta del garaje, aplastando la aleta derecha.
Sin embargo, muchas de las cosas que he vivido en ese coche no se pagan ni con oro o diamantes. Dormir, correr, derrapar... Ir a conciertos... Siempre me acordaré de la cara de esas putas pijas cuando vieron a cinco heavys melenudos haciendo headbangig al ritmo del solo de Bohemian Rhapsody. O todas esas veces en las que crucé una ciudad atestada en tiempo record (de mi sofá al Puerto de ocio en 4 minutos exactos, incluido el tiempo que se tarda en ir al garaje a sacarlo). También diré que estuve a punto de morir, en la A6, volviendo de Santiago, pero un contravolante a tiempo, y acabamos parados a menos de medio metro de esa columna que se acercaba de frente.

He ido a conciertos, he cruzado Galicia y he hecho el bestia. Me he ido en ese coche mientras diez niños salían corriendo de una fiesta de cumpleaños a decir adios con la mano. Cuando se acabó el grupo en el que estuve este verano, en Monstruo traje para casa mi nuevo amplificador. He hecho arrancadas de peli policial, he cruzado el cañón del Sil con alguna que otra tensadita al freno de mano, he acojonado a tantos pasajeros...
Monstruo es terrible, y su ira no tolera falta de respeto alguna: Quien se sentó en su capó fue ajusticiado con un breve "paseo".

Hace unas semanas, Monstruo sufrió lo que debe equivaler a un paro cardíaco para un coche: La bomba de inyección de gasoil falló. Hoy, el mecánico ha dicho que tras preguntar por todos lados, finalmente no ha aparecido un donante por ningún lado, por lo tanto, este es el adiós.
Ahí se quedan tantos proyectos a medio hacer: Meterle un colchón en el maletero, tumbar los asientos traseros y cruzar el país, o llevarlo al festival de Ortigueira era uno de ellos. Otro eran ya ideas de bombero mecánicas, como instalarle un motor grande y ponerlo a punto.

Las cosas claras: Monstruo no era ningún super deportivo. Era lento, torpe, tenía la dirección torcida y mal, giraba cuando y cuanto le daba la gana y la mejor arrancada que le saqué fue 0 a 100 en 14 o 16 segundos. Pero era Monstruo. Mi Monstruo. Llegó a casa el 1 de Julio del 97, el día que yo cumplí 14 años, y hoy, 11 de Noviembre del 2009, se ha certificado su defunción. Mi hermano y yo hemos de ir a reconocer el cadáver y recoger los efectos personales. Como despedida, Monstruo, pondré en tu honor la canción de aquella cassette que tantas veces se oyó en tu vieja radio:



Pegadle una oída en su honor, y si tenéis alguna anécdota que contar, por favor, este es el momento.

Semper fi, Monstruo: Has sido el mejor bastardo a cuatro ruedas que un conductor novel puede tener.


Ukio

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Era el cabrón más grande, torpe y cómodo donde he tenido el privilegio de casi matarme por culpa de un aviso tardío de salida a tomar. Y también el que tuve que ayudar a mover el día del carburante equivocado.

Se portó bien conmigo, se le echará de menos.

Lucas Proto dijo...

Descanse en paz tras tanto ajetreo. Viví en su interior uno de los recorridos mas frenéticos que jamás he tenido cuando fuí a Caruña. Recuerdo haber oido hablar tanto de el, y tantas anécdotas...

Espero que allá donde los espíritus de los coches moran se escuche mucho heavy metal, Monstruo se sentirá como en casa.

Nmogadah dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Nmogadah dijo...

Descanse en paz y que Odin lo acoja en el Valhala de los coches.

Sniff, siento no haberlo conocido lo suficiente.

Lara LI dijo...

Un réquiem valhalliano por tu alma, Monstruo, y que miles de despapanantes Harley valkirias te lleven al paraíso de los héroes a beber el carburante de los dioses,.

Porque un campeón de la carretera como tú lo merece.

¡Salve, Monstruo!

Astaroth dijo...

Descanse, Monstruo. Nunca tuve el placer de sentarme en su interior, pero lo siento casi como si lo hubiera conducido.

Unknown dijo...

Yo estuve esa fatídica noche de la gasolina.

Y en otros viajes faltos de consciencia a la velocidad del solo de aces high de iron maiden.

Mi ultimo saludo, y que nos veamos en el valhalla.

lupita dijo...

No he tenido el placer de conocerlo pero me encanta como hablas de él, las personas "normales" dicen que el cariño no se le coge a las cosas , sino a las personas...mi opinión es diferente porque son precisamente las pequeñas cosas las que van formando tu vida. No importa que sea un opel o sea un mercedes, lo que importa es que sea tuyo...las pijas no valoran nada ¿qué saben ellas de bohemian? que saben ellas de ahorrar para tomarte una cerveza?? mide tus riquezas por las cosas que no comprarías con dinero. Un saludo hugui!

Ukio sensei dijo...

Gracias a todos por vuestros comentarios, y también a los que me disteis el pésame en persona. Un brindis, por vosotros y por Monstruo.

Aredhel Ringëril dijo...

Mi gran pésame por la pérdida de Monstruo. Aunque nunca tuve la suerte de experimentar un rodeo en sus asientos, sin duda ha sido un gran coche. Lo poco que llegué a conocer de él fueron las anécdotas que me contabas, pero ha sido protagonista de prácticamente todas las conversaciones que hemos tenido.

No hay duda, se le echará de menos.