Breves


lunes, 20 de abril de 2009

Conducir tú el coche, y que el coche te conduzca a tí.

Era una de las principales quejas que tenía mi padre al ir conmigo en el coche: Este era quien me llevaba a mi, cuando debería ser al revés: Yo dirigir el coche. Yo controlar la aceleración y las curvas, en lugar de limitarme a reaccionar a sus maniobras.
Poco a poco he adquirido este control. No me muevo, piso el acelerador, intento algo, veo como responde y reacciono a esa respuesta, sino que ahora fuerzo aquellas respuestas que quiero, y las busco intencionadamente. Es algo instintivo, que a veces incluso no te das cuenta de cuando lo tienes, y como lo has llegado a conseguir, pero a partir de cierto momento, ahí está, y tú puedes notarlo.

Lo que también notas entonces es cuando alguien no tiene ese manejo, ni ese control instintivo del coche que tú tienes. Tiene que ir pensando en serie: "Quiero ir aquí, de modo que tengo que bajar tanto, subir o bajar marcha, girar hasta aquí y a partir de aquí empezar a acelerar". Casi puedes ver toda esa cadena de reacciones en la persona, algo que no tienes cuando ya conduces desde hace tiempo.

Pues bien: Ayer alguien estuvo muy cerca de contribuír a la selección natural. Un listo con un corsa, un fiesta o un coche de estos ligeros y nuevo, al más puro estilo "paga papá" se ganó una pérdida de la prima del seguro y posiblemente una subida en el precio de este a lo grande: Cruzó fostiado la calle San Andrés y en la curva de poca visibilidad de la calle Pastoriza se asustó y cometió un error de libro. Yendo a bastante velocidad (entre setenta y cien, y ya creo que con cien estaré exagerando), y el miedo le hizo clavar frenos. Cuando vás muy rápido y ha llovido, para reducir debes soltar acelerador, bajar una marcha y dejar que el coche pare por sí solo (si tienes espacio para ello, claro).
Al clavar freno, las ruedas se bloquearon un segundo (el ABS impide un bloqueo de ruedas, haciendo que el freno se suelte a intervalos regulares), pero el ABS no fue suficiente, de modo que el coche patinó invadiendo el carril contrario, chocando con las aletas de tiburón que separan el carril bus, que lo levantaron sobre las ruedas del lado derecho, y chocando de frente contra el banco Santander.

No sabe ni como salió entero el piloto (y sus amigos, o quienes fuesen en ese puto coche), pero salió bastante intacto, sin moratones, ni sangre a la vista ni nada. A su coche le espera una temporadita en el taller por valor de 5000€ por lo menos, cosa que al seguro no le hará mucha gracia, y a eso hay que sumar las tres aletas de tiburón arrancadas, que el ayuntamiento tiende a cobrar esas cosas a unos 400€ por lo menos (a ojo: Un contenedor de basura vale 600).


He escrito esta entrada para contarlo, y para que los pequeños cabestros temerarios (entre los que me incluyo) aprendáis a conocer vuestro coche antes de hacer el hostia, a saber como va a responder cuando haga una cosa u otra. Cualquier payaso sabe pisar un acelerador, pero es muy fácil creer que sabes conducir rápido solo por eso. Lo difícil de verdad es controlar el coche en todo momento, saber de antemano todas sus respuestas, y siempre, y quiero insistir en este siempre, saber cuando, donde y como haces el cabestro. Si este imbécil se llega a encontrar un coche de frente o alguien en la plaza (una plaza donde se hace botellón, en la que había no menos de 50 personas), tendríamos un problema mucho más serio que un idiota que pierde dinero por ejercer como tal.

Y si lees esto, amigo del acelerador y "ya improvisaré como reacciono", que sepas que eres un gilipollas, igual que yo lo fui en mi momento, en una situación muy parecida, con lluvia, yendo más rápido de lo que debería y no girando como debería.
Al menos, espero que aprendas.


Semper fi.


Ukio.

2 comentarios:

Lectora de cómics dijo...

El día que yo tenga coche probablemente sea uno de 19ª mano que no de más de 40 por hora así que no creo que tenga estos problemas.

Pero hay que ser gilipollas, yo vivo al lado de una autopista y hay varios giros donde mi calle y raro es el día que no se oye un frenazo... y no sé cuantas veces se han llevado por delante el macetero (y eso que es de hierro)

Lara LI dijo...

Como testigo de primera línea del castañazo, corroboro y aplaudo lo aquí expuesto.

El piloto no sé como se salvó de no recibir nada, aunque fíate tú y no corras, que podría ser de estos que se levantan por su propio pie, a lo tres días se queja de dolores de cabeza y a la semana leemos en el periódico "Fulanito de tal, muerto a día de hoy por hemorragia cerebral interna..." y blablabla. Iba solo en el coche, así que por lo demás no hubo que lamentar víctimas... y fue una puta suerte que no pillase a nadie por la acera, con lo petado que estaba el Sham.

Otro Premio Darwin en potenccia.