Breves


martes, 30 de septiembre de 2008

Horrores de la naturaleza, parte 2: Oh, no! Se ha reproducido!

Como bien prometí la ocasión anterior, aqui tenemos el atroz desenlace originado por que simplemente yendo en coche por Cangas de Morrazo (Villa Olímpica, no dudan en proclamar sus gobernantes, hogar de David Cal), me dio por mirar a la acera que había a mi derecha. ¿Que había allí? Un grupo de unos seis adolescentes con personalidad en vías de desarrollo ("Ese viaje hacia la nada", que cantaba Aute en "La Belleza"), sudaderas negras con capucha, tenis caros (bambas mayormente), andares encorvados y retraidos y flequillos de ese tipo por todos conocido y por la mayoría (entre la que me incluyo) valorado como se merece.
Y entonces dije, "¡Joder, los emos de pueblo existen!". Si, señores, y es una "emosidad" mucho más perniciosa y retorcida, pas dañina para el ambiente familiar. La ciudad es la jungla urbana, dicen, pero un sencillo padre de pueblo, de un pueblo de 3500 habitantes, no merece esto en absoluto. Él cuando plantó el semenote tenía en mente algo mucho más simple: Hacer que el chaval sea trabajador, una hostia o dos cuando se necesite... ¡A él le fue de puta madre! ¡Míralo ahora! Y su chaval... Joder pal crio. ¡En tres colores! Amarillo pollo, rosa maricón y negro vieja de luto. ¡Hostia, manda carallo, un hombre con el pelo amarillo pollo y rosa! ¡Eso no es de hombres ni es de nada! Me imagino las conversaciones: La madre con los ojos enrojecidos por las lágrimas en segundo plano, el padre liderando la conversación con ganas de darle dos hostias a este cabrón que seguro que ha de ser del butanero, pero sin atreverse del todo a dárselas, no vaya a ser que por estas mierdas raras de la psicología el chaval se le vuelva más maricón aún. Y, por último, la vedette, en casa con mitones, con una camiseta que tiene un corazón roto rosa y negro, una calavera y una hoja de afeitar, el flequillo en ristre, los brazos cruzados y la cara girada, mirándole de reojo.

(intentaremos añadir ciertas precisiones pronunciatorias, típicas de estos seres)

- A ver, hijo... Dime la verdad. Y te lo digo porque vamos a ser modernos y comprensivos, no como antes, que te habrían dado de hostias con el cinto hasta que se te pasase la carallada esta.
- &"%·&· - Respuesta murmurada entre dientes que viene acompañada de una idea fantabulosa del palo de "Tu pégame, que ya verás como lo cuento en el maispeis"
- Mira... A mi lo que me jode no es que lo seas... Que si me jode que lo seas, pero no es lo que más me jode. A mi, y a tu madre, que mírala a la pobre, lo que nos jode, es que mientas. Así que dilo claramente: Tú eres maricón, ¿verdad?
- ¡No! ¡Soy imoushonal! ¡Imo, papa! ¡Soy imo!
- ¡¿Que imo ni que carallo?! ¿Ese es el que da o el que recibe?
- ¡No soy maricón!
- ¡Si tienes el pelo rosa, joder!
- ¿Lo veis? ¿Lo veis como no me comprendéis? (Interrumpimos la conversación para notificar que en este preciso momento la madre rompe a llorar de nuevo) ¡Me voy a mi habitación!

Y ahora el padre se encuentra con el dilema: ¿Lo dejo estar y consuelo un poco a Carmiña o entro ahí, lo pillo llorando y le caen siete hostias? Por suerte para Carmiña y para el niñato, el padre lo dejará estar, porque si entra y lo ve actualizando su fotolog con una foto tal que así.



Ahi comentará sus dolores esfinteriales y cagarría diversa producida por la incomprensión que sufre en casa y que lo aísla de una sociedad superficial y vacía que lo margina y rechaza. Evidentemente, ni de lejos lo hace con una ortografía comparable a esta, sino más bien algo a lo "Mi padre s 1 kbron, no ntiend mi sufrimiento..."

Evidentemente, eso lo pone al frente de la escala social de sus cuatro amigos y un conocido.



Sin embargo, me imagino lo peor: Como será la vida de este pobre padre teniendo que llevar semejante aborto a una reunión familiar, que había que mandarlo a la ría, a las bateas a hacerse un hombre (¡carallo ya, joder!). Viéndolo ahí, sentado junto a su primo el moncho, que es un chaval con los pies en el suelo y la cabeza donde tiene que tenerla, ¡joder! Alto, con un corte de pelo de hombre (recordamos que aquí solo hay cuatro estilos de natación: Hombre, mujer, espaldas y perro)... ¡Si hasta el chaval se ha apuntado a remo, que quiere ser como David Cal! Y este... Que por lo visto quiere ser como el Boris ese de la tele... Ay, carallo... ¿Cuando no le dí esa hostia que se merecía? Y todo esto, con la mirada de superioridad del cuñado hijo de puta, padre del aspirante a remero, desde el otro lado de la mesa...

Imoushonal dice, el muy maricón...


Y recordad, pequeños Emos de pueblo: Vuestros padres son gente sencilla que se esfuerza por que tengais una vida y una educación. Está claro que lo de la educación no lo consiguieron, pero pensad que sufren en silencio mucho más que vosotros, aunque vosotros digáis tener más vida interior. Como bien dicen los padres cuando se hartan de uno: Ojalá tengas un hijo como tú.



Semper fi.


Ukio.

PD: Yo creo que el chaval, algo maricón si que es, ¿eh?

5 comentarios:

Lectora de cómics dijo...

Como te andaba yo disiendo... es to culpa de maispeis y de My Chemical Romance y derivados, que venden el ser imoushonal of laif como la cosa más pro del iunivers
Aaaaaaayyyyyyssss... si ya decía yo que ver estas series de adolescente no podia ser bueno xD

Unknown dijo...

Lo cual suma también a los pueblerinos a la cruzada contra los imos no?

Ukio sensei dijo...

Ya sabes que cuanto menor población, menos gustan los maricas.

Hades dijo...

Cruzadas de pueblerinos......
Suena muy "Ortega y Pacheco". Hordas de gente saliendo de bares con unos cuantos vinos de más al grito de Weeeeeeeee!! contra los impíos y demases

Hades dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.