Breves


jueves, 9 de mayo de 2013

Salir de la crisis

Ahí, grandilocuente como solo tú sabes, Ukio. Bueno, pues sí. Esta va a ser una entrada corta, sobre algo que pensé ayer.

Como sabréis los que me conocéis, soy abogado, con carrera, máster y en el puto paro. Ahora imaginemos que el gobierno no hubiese metido la tasa judicial, y en lugar de salvar bancos financiase la contratación de gente formada. Inversión en I+D y esas cosas.



Por ejemplo, yo.

Vamos a partir de la más básica lección de economía de Adam Smith: El dinero debe moverse para crecer. Si se estanca, pierde valor.

Alguien gasta dinero en contratar a Ukio, abogado, y lo pone a trabajar.

Gano 1.000€ al mes. Netos, pongamos, ergo, algo estoy cotizando. El gobierno recibe pelas.

Como mi novia necesita su coche, necesitaré uno propio, probablemente, así que ahí van unos 3.000 o 4.000€ en un coche de segunda mano. El gobierno saca de aquí el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales. Si me siento guay y me meto en una financiación para comprarlo en un concesionario, el gobierno cobraría el IVA.

A mayores, me independizaría. Pongamos que mi trabajo es en Pontevedra/Ourense, así que me tengo que mudar y me voy a vivir con mi novia. Un alquiler, más impuestos. Más dinero que circula. Más fiesta. Alguien alquila su piso a una joven pareja y recibe unos 450€ al mes con los que comprarse más cosas, algún capricho, pagar el IVA por eso, etc... El gobierno recibe dinero.

Y para caprichos, los míos, claro. Ya no tendré que esperar a que esté a precio de saldo para comprarme el nuevo God of War, o incluso podría mirar ese pedal de efectos para guitarra, el Cry Baby from Hell que tanto me atrae. Invitar a cenar a mi novia, comprarme ropa para mi nuevo trabajo... IVA al canto.

Y vicios, claro. ¡Impuestos de alcohol de cabeza! La ronda con los colegas para celebrar que tengo trabajo. O gasolina (si: también cuenta como vicio).

Mis padres, como no. Ya no tienen que mantenerme, con lo cual, más dinero para sus cosas. Algo para la casa, un fin de semana en un balneario... ¡Cualquier cosa! Con los impuestos que ello conlleva. Más dinero para el estado.


Y así entendemos el drama a nivel económico del paro. Un parado no solo no produce la riqueza que puede generar dadas sus habilidades y conocimientos, sino que además, al no tener remuneración, no consume. La economía no fluye, no hay dinero, y como dicen los de los bares y las tiendas: Las cosas van muy mal.



Y de nuevo pregunto: ¿No se dan cuenta de que sus reformas laborales han disparado los despidos? ¿No ven que las subidas del IRPF y del IVA han aniquilado al consumo? Ahora ellos recaudan menos dinero al haber menos movimientos de los que cobrar el impuesto. Si yo no puedo pagarme ir en coche todos los días a trabajar, comparto con un compañero, nos turnamos, y gastamos la mitad de gasolina, con lo cual, el gobierno recauda la mitad. ¿Por qué buscar esta situación?

La única justificación que le veo es la iniquidad. La maldad propiamente dicha, con forma de avaricia descontrolada. La empresa, las grandes producciones, cuyas 3/4 de sus consumidores estamos dentro del territorio nacional, pierde dinero con esto, pero resiste, mientras que nosotros nos vamos a la mierda. Hoy no aceptamos trabajar por 600€, pero mañana por 500 si. Y esto sucede. Creedme, que sucede. Yo salí del máster con la clara idea de que mi formación valía dinero, y no estaba dispuesto a entrar en un despacho de pasante gratis, y hoy, solo por salir de casa, si que soy capaz de hacerlo. No sé por cuanto tiempo, y evidentemente, sin haber retribución ni objetivo, puede que llegue un momento en el que me lo tome a coña y lo mande a la mierda: Si pagas en cacahuetes, tendrás monos, no trabajadores.

No lo sé, gente. Sé que el ser humano es capaz de esa infamia y más. El sector del lujo crece con la crisis. Los ricos son cada vez más ricos, y hay más de ellos, pero los pobres también son muchos más. La clase media se ha ido a la mierda. Solo espero que nos demos cuenta de un hecho simple, y os lo mostraré de la siguiente forma.

Un hombre, un soldado, sin estudios está sentado a una mesa ante tres personas. Él es un vulgar patán que se alistó por no morir de hambre como jornalero de su señor feudal, y tras no pocas batallas, ahí está. Sentado, con su espada en la mano.
Frente a él tres hombres le gritan.

El primero lleva una corona, una capa de armiño y ropas de seda bordadas en oro. "¡Soy tu rey!" le dice. "¡Obedéceme y acaba con los otros dos!"
El segundo lleva una mitra y un bastón. "¡Soy un obispo! ¡Soy la palabra de dios! Debes salvarme a mi, ¡o serás condenado al infierno!"
El tercero está gordo, gracias a muchas buenas comidas, viste de forma opulenta y tiene una gran bolsa de oro, que ofrece al hombre. "¡Sálvame! ¡Hazlo y te haré rico! ¡Millonario!"

¿A quien debe obedecer el hombre? ¿Quién tiene el poder?

El primero tiene una corona. El segundo una mitra. El tercero una bolsa de oro.


Y el hombre tiene una espada.


Semper fi.


Ukio